Las relaciones a través del tiempo fueron mutando, para mejor o para peor. Hoy las opciones son más variadas y abiertas para que cada quien elija la que más cómoda le quede. Desde monogámicas, poligámicas, abiertas o cerradas. Pero, ¿qué nos falta todavía deconstruir dentro de nuestras relaciones amorosas?.
Nótese que escribo amorosas y no sexoafectivas, termino tan popularmente usado dentro de les practicantes del amor contemporáneo, porque me refiero a las personas que no disfrutan ni tienen interés en el sexo. El termino asexual recorre nuestras conversaciones, redes y pantallas desde hace unos años ya, y sin embargo conocemos pocas personas que sean asexuales ya que no pareciera ser la regla. Eso, o no tienen suficiente representación ni espacios seguros en los que expresar libremente su (a)sexualidad. ¿Cómo sabemos que algo existe si nunca lo vimos o escuchamos hablar al respecto? ¿Cómo reconocer lo que nos pasa si no sabemos que es una opción sentirse así?.
Asexualidad en la TV
Hay pocos personajes abiertamente asexuales que estén bien representados en la cultura popular. Muchas veces los contenidos que consumimos caen en el lugar trillado del sexo como lo central o el desenlace esperado. Desde una pareja que se separa porque hace mucho tiempo no tiene relaciones como representación de su decrépito matrimonio, o dos personas que no pueden resistir las ganas de tocarse mutuamente y eso les altera toda su dinámica hasta que lo consiguen. Entonces, si las personas asexuales representan el 1% de la sociedad segun la Asexual Visibility and Education Network (AVEN) -Red de Educación y Visibilidad Asexual-, ¿Por qué no encontramos más personajes que les encarnen? ¿Acaso las 79 millones de personas que se sienten así no merecen verse representadas?.
Disociar la asexualidad de las patologías es fundamental y muchas veces se comete el error de creer que por ser asexual hay alguna falta hormonal o física que condiciona el deseo y placer. Por ejemplo, la asexualidad de personajes como Sheldon Cooper de The Big Bang Theory -que dentro de todas las rarezas que representa es la menos llamativa– o el conocido detective Sherlock de Steven Moffat, donde la nula atracción sexual por otras personas también se mezcla con su falta de aptitudes sociales, e incluso podría relacionarse a sus adicciones. Sheldon Cooper es un físico que se siente atraído intelectualmente por su pareja, y prefiere acordar un coito anual con ella como regalo de cumpleaños, el cual disfruta cuando sucede; mientras que Sherlock directamente se describe como un sociópata que no le interesa satisfacer a nadie.
Por otro lado, un personaje que si está bien presentado según la audiencia de la comunidad asexual es Todd Chavez de la serie animada Bojack Horseman; se ve como el joven atraviesa periodos de no saber qué es lo que siente y de confusión por su falta de deseo.

En la tercera temporada Todd se reencuentra con una amiga de la infancia y en una charla le pregunta si él es gay a lo que le contesta “No soy gay. Digo, no creo que lo sea, pero tampoco soy heterosexual. No sé lo que soy. Creo que tal vez no soy nada”. Esa es una de las pocas veces que se puede presenciar un personaje real que atraviesa dudas respecto a su falta de deseo sexual.
Sin embargo, las representaciones que patologizan la asexualidad son más recurrentes. En el programa de televisión «House», por ejemplo, asocian la asexualidad de un joven recién casado con Hypoactive Sexual Desire Disorder (HSDD) -Trastorno del Deseo Sexual Hipoactivo-. Que se caracteriza por una falta de interés en el sexo y se suele relacionar con la asexualidad, pero la diferencia fundamental es que el HSDD causa angustia y ansiedad; la asexualidad no. Tampoco es una falta o algo negativo, solo es así.
La importancia de la representación (real)
La problemática de no encontrar ningún modelo que te haga sentir que no estas sole en un mundo hipersexualizado va de la mano con la inexistencia de tramas que no giren alrededor del sexo. Milagro Norry, de 21 años y oriunda de Tucumán explica su experiencia a la hora de consumir contenidos culturales: “Nunca fui muy fan de los libros de romance, o películas y series de la misma temática precisamente por eso, todos los personajes son hipersexuales y gran parte de las problemáticas se centran en el sexo. Y si no basta con eso también representan el sexo o la falta de este como el detonante principal en las rupturas”. Lo que genera una incógnita como mínimo, y es, ¿no existe otro recurso en las historias que no atraviese el sexo o el deseo de este?. En un presente con tantas opciones argumentales, ninguna explora la asexualidad, las relaciones en las que una parte es asexual pero no aromantica y quiere a una persona que no es asexual, por ejemplo.
En Sex Education le dedican una escena a la visibilidad asexual; una estudiante va a consultar a la sexóloga del colegio porque no quiere tener sexo y piensa que ella esta rota, que algo falla con su deseo sexual, porque no tiene conexión alguna con el anhelo de tener relaciones físicas, pero si quiere la parte romántica. La doctora le hace un par de preguntas y le explica que las persona asexuales no encuentran placer en el acto sexual, pero que algunas podían querer la parte sentimental de una pareja y otras no. Si bien es una escena corta y que no profundiza mucho en cómo llevar lo que siente a la práctica, o como relacionarse con personas que si buscan una pareja en la que haya un intercambio sexual, lo que si suma es a la visibilidad, como la sexóloga naturaliza y explica que el sexo no nos completa, por lo tanto la alumna no podría estar rota solo por no querer intimar físicamente con nadie.

La asexualidad puede haber estado siempre allí y desarrollarse ante una situación específica que la detone. “Entrar en mí propia sexualidad fue bastante violento, conocí un chico tres años mayor que yo y por mí falta de educación sexual apenas tenía idea de las cosas que él proponía hacer”, cuenta Milagro, “En mí casa jamás me explicaron las cosas que incluía el sexo, estaba completamente en blanco, así que le creía todo lo que él me decía, que esas cosas hacían los novios, que estaba bien, que era mí prueba de amor por él”. Luego de explicarle a su novio que veía el sexo como algo de más grandes, se quedó tranquila de que él entendía y la respetaba; hasta que él abusó de esa confianza y de Milagro. “Me obligó a tocarlo. Grité, golpeé, corrí y me encerré. Como eran otras épocas y otro entorno, no existía la concientización de la importancia del consentimiento; entonces, en mi cabeza, yo había tenido la culpa de todo, yo era una puta, así que él tuvo la libertad de seguir acosándome en la calle cada vez que me lo cruzaba”. Situaciones traumáticas como esta muchas veces dejan secuelas con temas o acciones en específicos, como puede ser el sexo, o relacionarse con personas que te hacen acordar a tu abusador. “Después de esto quedé con una fobia al sexo impresionante, no quería saber nada de hombres tampoco”, explica Norry. Pero a veces son difíciles de combatir las presiones de una sociedad que te quiere en pareja, gozando plenamente del acto sexual y poniendo el placer pura y exclusivamente en lo físico. Por lo tanto, dos años después, Milagro se puso de novia con un chico que compartía sus ideales de esperar antes de tener relaciones. “Así pasaron casi tres años antes de que nos interese a los dos tener sexo. Teníamos 18, nos sentíamos listos así que lo intentamos. No pudimos. Yo no era capaz de sentirme relajada o excitada teniendo a un hombre encima. Mi novio no me presionaba, no me daba miedo, me sentía bien con él, me gustaba, pero igual no quería tener sexo. Ahí sentí que yo tenía algo malo”.
Marcela Collia, psicoterapeuta, explica: “En la asexualidad pasa algo similar con las otras orientaciones sexuales, y por lo que se estudia en varios casos, es una orientación estable que se mantiene durante la vida”. La atracción y el deseo suelen ser complejos, y las personas abarcan una gama de experiencias, identidades, y emociones a su alrededor, la sexualidad es un espectro y como tal las personas pendulan hasta que encuentran y reconocen el lugar que les queda más cómodo. ”La vida no cambia la orientación sexual, pero un contexto suele aumentar o reducir las probabilidades de que una conducta ocurra”, por lo tanto una situación traumática puede profundizar la semilla ya existente, es cuestión de reconocerla y aceptarla. Porque el contexto no es lo único que juega en la aceptación de la orientación también une misme tiene que reconocer lo que le pasa y respetar sus emociones.

Que pasa cuando no se retratan adecuadamente todas las orientaciones sexuales
La adolescencia es en general la primera época de descubrimiento sexual, se tienen las primeras experiencias, y se comenten los primeros errores y confusiones. “Cuando no sabía lo que era pensaba que era castidad, pero nada más lejos de ser eso. Incluso intenté ser monje, pero no era vocación. Era asexualidad, no castidad. Yo no elijo lo que siento, solo me pasa”, comenta algunas de sus desconciertos Santiago Diaz Colodrero correntino de 26 años. Cuando no se ve una representación asexual positiva y auténtica en las pantallas, artes y literatura, los representantes que quedan suelen ser menos comprensivos, ya sea por castidad religiosa o patologización de la asexualidad; La falta de atracción o deseo sexual no es necesariamente un problema de salud. El inconveniente con el enfoque en que la falta de atracción sexual sea un problema médico es que se le suma la falta de representación significativa de individuos asexuales en otros lugares.
Repasando algunos conceptos, Collia dice “la asexualidad es una orientación como cualquier otra. La persona no suele tener deseo sexual o al menos para con otras personas, ya que muchas personas asexuales se masturban”, el problema con esta orientación es lo poco visibilizada y aceptada que está, no por ser asexual tenés algo malo, así como que comas helado de menta granizada no te hace tener mal gusto. No es un problema ser asexual, la sociedad está demasiado concentrada en el sexo y se le otorga un peso desproporcionado a la vida sentimental y de pareja. A menudo las personas creen que por no disfrutar del sexo no querés estar de novie, se puede amar y tener una relación sin tener la parte de las relaciones sexuales. No es lo mismo ser A-sexual que A-romantique, se puede ser una pero no la otra, ambas o ninguna. Una persona asexual puede estar en pareja con alguien que no lo sea, y que la persona que sí disfruta intimar físicamente, lo busque en otro lado; con esa mirada, se abre mucho más el panorama de las parejas convencionales, dándole un lugar principal al deseo y no a la estructura que nos enseñaron a respetar.

