C.C.C. Presenta: Un muerto en el armario

Por: Leonel Alejandro Fernandez

Esta mañana me llamó un amigo, quería que fuera a su casa para una sorpresa. La invitación ya era de por sí algo inquietante, y se volvía más curiosa cuando recordaba de quien venía. Laurens tenía una mente peculiar, de alguna forma, la había preservado casi intacta desde sus 14 años. Reaccionaba a la vida como un niño, pero cambió lo suficiente para mantenerse por sus medios, como un adulto. Naturalmente intentábamos evadirlo, pero seguía siendo un amigo, pese a las diferencias nos unía un lazo de tiempo irrompible.

Llegué por la tarde después del almuerzo, aún había sol y las calles tenían movimiento, nada parecía fuera de lo común y eso me relajaba. Toqué el horrendo timbre de campanas y lo escuché bajar por las escaleras al instante, me causaba algo de gracia escucharlo tan emocionado, casi cayendo a cada paso por recibirme lo antes posible. Estaba algo desprolijo su pelo pero se lo iba acomodando rápidamente. Ahora sí, hola. Me dijo algo agitado y con una sonrisa de punta a punta mientras me daba la mano. Ven, pasa, está arriba. Cerró la puerta detrás de mí y subió de a saltos, nunca lo había visto tan emocionado. ¿Qué está arriba? Me preguntaba.

Toma asiento, como en casa, bueno, ya lo sabes. Hablándome acelerado. Hace unos días estaba viendo un documental sobre Chitas, fue divertido, hasta cuando cazaban te entretenía. Los veía analizar a la presa y en el momento exacto, correr a toda velocidad, desde su partida sabía que atraparían al impala, aunque éste también sea rápido. Su determinación es ejemplar, así como su disciplina para no caer en la tentación y cometer errores. En fin, en uno de esos paseos por el bosque me sentía un Chita, caminaba imponente por el lugar y me escondía por las malezas. Estaba concentrado en mi papel hasta que lo ví, mis ojos fueron hacia él, hacia mi presa. Lo supe bien desde el principio. Tuve que trabajar el papel unos días más, no estaba del todo seguro y también quería conocer su rutina, para no cometer errores. Estaba extrañado, primero por su repentina fascinación y por lo de “hacer el papel de”, también me intrigaba y me extrañaba sobre qué tipo de presa estaba hablando.

Decidí que lo haría, era una presa digna de mí, no sería una pelea injusta aunque haya llevado un cuchillo para hacerlo más fácil, nunca usaría un arma, era demasiada desventaja para él. ¿Pelea injusta? ¿Presa digna? No estará hablando de… ¿un hombre?. Fue rápido, sólo tuve que esperar a que no haya nadie cerca, me daba algo de vergüenza hacerlo en público. Luego quería llamar a un taxidermista pero no quería que nadie lo supiera, así que aprendí algo por mi cuenta y lo hice ayer. Pasé toda la noche limpiando las marcas de sangre y todavía falta limpiar los cuchillos. Al parecer no soy muy organizado aún… Lo dejé en esta sala, dicen que el ambiente seco ayuda. Espero que haya quedado bien. Lo tiene en el placar, es un hombre, ¿Quién es Laurens? Un monstruo. 

Casi ni se distingue el corte en su cuello, fue un corte limpio, determinado. Lo tengo en esta caja por ahora, quizás otro día le haga una vitrina… Es una liebre europea macho, como de las que criaba papá. Ahora tengo algo con que recordarlo.

1 comentario en “C.C.C. Presenta: Un muerto en el armario”

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: