Monstruosidad polimorfa crece
a la par
de nuestra constitución humana
Erigimos
diques de represión y vergüenza,
donde retener
sus impulsos abominables
o deseos viles
Negamos al monstruo,
disfrazado se cuela
en sueños y actos fallidos
Su existencia latente
acecha en los umbrales
de la conciencia
Hay quienes dicen que
sólo en el diván
a la bestia podemos do(a)mar.