“Baila morena, baila morena
Perreo pa’ los nenes, perreo pa’ las nenas”
– Hector & Tito
Hoy en el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+, cabe hacer una mención especial a letra B de la sigla.
Ninguna identidad por fuera de la norma heterocis la tiene fácil. Sin embargo, se tiende a creer que la experiencia bisexual tiene mejores condiciones intrasociales que otras identidades dentro del Colectivo LGBTTTIQ+. Pero por el contrario, es sinuosa, compleja y hostil. Lxs humanxs bisexuales tienen que sortear diversos desafíos para poder conectar con nuestra propia identidad.
En principio, aún hoy, hay una dificultad para interpretar qué es la bisexualidad. La bisexualidad no es una cuestión de porcentajes. No es tener ratos lesbicos y ratos heterosexuales. No es que te gusten los hombres y las mujeres, ni estar confundido.
Bay Area Bisexual Network, un grupo con incidencia en San Francisco, Estados Unidos se anima en el Manifiesto Bisexual (1990), a definirla por primera vez: “La bisexualidad es una identidad completa y fluida. No asuman que la bisexualidad es binaria en su naturaleza: que tenemos dos lados o que debemos actuar simultáneamente con dos géneros para ser seres humanos completos. De hecho, no asuman que sólo hay dos géneros”.
Dicho esto, la confusión ocurre dado que crecemos bajo la hegemonía heterosexual. Pero a su vez crecemos bajo el monosexismo es decir, la estructura social que presupone e impone que todas las personas nos sentimos atraídas hacia un único género. El monosexismo es transversal a toda la sociedad y alcanza a la comunidad LGBTQI+.
Vemos que los binarismos como hombre-mujer, heterosexual-homosexual, cis-trans, monosexual-plurisexual regulan las identidades y prácticas sexuales de las personas desde una misma matriz que opera de manera conjunta. La bisexualidad rompe con ese ideal polarizado, por lo cual, se vuelve contrahegemónico.
La bisexualidad como categoría no es excluyente, al menos no más que otras identidades construidas también por fuera de la lógica binaria. Se defiende como un término paraguas que agrupa sexualidades diversas con un núcleo mínimamente común. Más allá de la atracción sexual hacia dos géneros, y que pretende alejarse de tal binarismo.
Bifobia en todas partes.
Las infancias y adolescencias bisexuales son sumamente condicionadas por el monosexismo. El desconocimiento de la posibilidad de que te guste uno o más géneros, sopesa en el individuo y se vuelve el pilar fundamental de la bifobia.
Debido al monosexismo, se piensa que la bisexualidad no es real, que es una fase o un estado previo de confusión que devendrá en una posterior homosexualidad. Generando no solo bifobia en el entorno, si no internalizada. Desde miedo a no hallar la respuesta a esta búsqueda de nuestra sexualidad y confusión por la fluidez de nuestro espectro hasta rechazo por parte de militancias LGBTIQ+ por ser “infiltradxs”.
En el libro “Bisexualidades feministas: contra-relatos desde una disidencia situada”, lo explican: “En el imaginario social quienes se identifican bisexuales son estigmatizadxs como poco confiables e inconstantes, detractores de la lucha contra el patriarcado y el heterosexismo, en función del acceso a la heterosexualidad y sus privilegios”.
Asimismo, así como existe el feminismo radical, está el lesbianismo radical. Desde una postura supremacista, consideran que el lesbianismo es la cúspide de la conciencia feminista. De allí, se desprende una idea en que las lesbianas son superiores a las mujeres bisexuales y por sobre mujeres heterosexuales. El ensayo La heterosexualidad obligatoria de Adrienne Rich le dio un marco teórico. Por otra parte, creen en el lesbianismo puro, es decir sin ningún hombre en su haber. De modo que, las identidades bisexuales pasan como de segunda clase. Pensamiento profundamente bifobico.
Por otra parte, la bisexualidad es constantemente invisibilizada. Tanto así que incluso dentro de la historia de los movimientos de la comunidad argentina aparece tardíamente la B como identidad. No es hasta 1997, en la sexta edición de la marcha del Orgullo que se incorpora la bisexualidad.
Las personas bisexuales no solo lidian con la homofobia, también experimentan la bifobia.
Ya aprendimos que lo personal es político y lo que no se nombra no existe. Por esto, hago una invitación a que le interpele este texto. El que sienta que la B es parte de su identidad, que se sienta la bisexualidad, que no tenga miedo en gritar:
“Sí, soy bisexual”.
Estadísticas y números sobre la bisexualidad.
Estadísticamente, es extremadamente difícil determinar el número de personas bisexuales debido tanto a una falta de investigación y diferentes definiciones de bisexualidad.
Según el informe de 2012, “The Bisexuality Report” de Open University: “Si el término es definido estrechamente, por el número de personas que se identifican como «bisexual» en una encuesta en UK las proporciones tienden a ser pequeñas. Si el término se define de manera más amplia, a todas las personas que han tenido una atracción para más de un género entonces se puede incluir una minoría significativa, o incluso una mayoría de la población”.
Por otra parte, las personas bisexuales tienen mayores problemas de salud mental, incluyendo las altas tasas de depresión, ansiedad, autolesión y suicidio. Esto se ha encontrado tanto a nivel internacional y ha estado estrechamente vinculado a las experiencias de bifobia e invisibilidad bisexual.
Según el estudio de The Movement Advancement Project (MAP), halló que las personas bisexuales son cuatro veces más propensas a tener intentos de suicidio; los adultos lesbianas y homosexuales, dos veces más probabilidades de informar sobre intentos de suicidio que los adultos heterosexuales.
“Las personas bisexuales tienen alrededor de un tercio de probabilidades de salir del armario con sus amigos cercanos y familiares”, dijo Heron Greenesmith, analista de políticas y movimientos LGBT de MAP.
Sobre el Día Internacional del Orgullo LGBTIQ+.
Hoy celebramos el día del orgullo. El 28 de junio de 1969 un grupo de personas LGBT se resistió a los abusos policiales y detenciones arbitrarias en la discoteca neoyorkina Stonewall Inn. Fueron dos días de protestas y pelea contra la represión policíal.
Estas manifestaciones explotan tras el hartazgo a estos abusos sistématicos por parte de las autoridades. Si bien fue un proceso colectivo, quienes lideraron estas revueltas, destacamos a Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera: dos mujeres trans, putas, racializadas, pobres y bisexuales.
Es urgente el activismo bisexual. Para evitar el borramiento de la historia. Para luchar contra la invisibilización y para terminar con la bifobia en los espacios LGBTIQ+.
Recomendación bisexual.
Te dejo mi playlist de Spotify: Bisexualidad si fuera música.
esa playlisssst <3