La desigualdad y la exclusión también son pandemia

Por Agustina Ionno

La pandemia por el COVID-19, y el consecuente aislamiento social, preventivo y obligatorio, evidenció y profundizó la crisis en los barrios populares. “Nosotros decimos que la pandemia pudo mostrar el nivel de desigualdad en el acceso a cuestiones básicas, pero por otro lado, nos permitió ver un escenario con mucha solidaridad y redes comunitarias que permitieron asumir esta idea de que nadie se salva solo, sino que la salida es colectiva”, afirmó Dina Sánchez, referente de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).


La UTEP es un sindicato que fue lanzado en diciembre pasado, está conformado por la unión de la CTEP, Barrios de Pie, CCC y el Frente “Darío Santillán”, y busca representar a los trabajadores excluidos del sistema. Durante la pandemia, cumplió un rol muy importante, teniendo en cuenta que la mayoría de los trabajadores de la economía popular quedaron imposibilitados para trabajar. “Para nosotros es el trabajo del día a día el que garantiza el alimento diario y la subsistencia”, sostuvo Sánchez.
Esta situación quedó plasmada en las ollas populares y comedores, donde se vio un importante incremento en el número de asistentes. A su vez, Dina aseguró que fue difícil sostener el aislamiento y garantizar las medidas de cuidado y prevención cuando, en la mayoría de las villas de la ciudad no hay agua y se vive en “situación de hacinamiento”. “Se profundizó la desigualdad, la precariedad laboral y las condiciones de vida de miles de familias”, aseguró.


Las redes comunitarias de los barrios populares, con las mujeres como protagonistas en primera línea, han dado respuesta donde el Estado no llegó. Garantizaron el alimento a través de ollas populares, dieron acompañamiento a los aislados y enfermos de Covid-19 y se encargaron de repartir insumos de protección tales como barbijos, guantes, alcohol en gel y productos de limpieza.

Está claro que es necesario que haya una respuesta al reclamo de tierra, techo y trabajo que, ya no es solo una agenda de los movimientos populares, sino que tiene que ver con un reclamo más general y con pensar que Argentina no puede soportar más desigualdad”, consideró Dina. Además, sostuvo que “como dijo el Presidente”, no se puede volver a la normalidad cuando “no tiene nada de normal que el 40% de los niños y niñas del país sean pobres”. “Ya no lo podemos naturalizar, no podemos volver a esa normalidad, la tenemos que cambiar y dar respuestas concretas a las necesidades”, sentenció.


En este sentido, la UTEP junto a otros sindicatos de la CGT, presentaron el Plan de Desarrollo Humano Integral, que tiene como objetivo pensar una agenda necesaria para después de la pandemia, que busque proteger el empleo, generar trabajo y dar respuesta a la crisis habitacional. “Nosotros planteamos la necesidad de salir de las ciudades para poblar la patria nuevamente, y que las miles de tierras improductivas puedan ser pobladas por hombres y mujeres que quieran producir alimentos”, explicó Dina, quien también sostuvo que mantuvieron diálogo con diferentes sectores políticos y algunas de estas ideas se están empezando a analizar desde el Estado nacional.


Dina aseveró que, si bien la toma de Guernica fue la que tuvo más difusión, hubo decenas de tomas que, según señaló, son consecuencias de la falta de políticas públicas y la falta de respuesta a un derecho que viene siendo vulnerado hace muchísimos años, que es el derecho a la vivienda. En ese sentido, consideró necesaria la integración urbana de los barrios populares y dar una respuesta a las familias que “en pleno siglo XXI”, no tienen acceso a la luz, al agua, a cloacas, etc. “Ningún ser humano debería vivir de esa manera”, finalizó.

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