Por Belén Ruiz Diaz
Mariel Cardona, 11 años.
Actualmente, ama de casa.
Yo era muy chica, tenía 11 años cuando empezó el proceso militar. No recuerdo que en mi casa se hablara mucho, pero sí en el barrio que estaba muy convulsionado porque había muchos secuestros y explotaban bombas cada dos por tres. Yo sabía que sucedían estas cosas pero no por la dictadura. Con el paso de los años me enteré que al hijo de un amigo de mi papá lo habían desaparecido los militares porque militaba en la universidad. Pero tomé conciencia con el paso de los años.
Nunca sentí miedo durante esos años porque mis padres no transmitían eso, pero yo vi algo que me quedó muy grabado y creo que nunca lo conté, tal vez porque lo quise olvidar, pero no pude. Estábamos en la vereda de mi casa, sobre Roca, una calle muy transitada. En ese momento era verano y era muy común estar en la vereda.
Recuerdo haber visto, con el estupor de niña, como en un auto que iba manejando a bastante velocidad por un hombre metían a una chica amordazada en la parte de atrás, donde al lado había un hombre. Yo lo vi, eso no me lo saca nadie de la cabeza. Siendo tan chica no le prestas atención, o no tanta, pero eso no me lo voy a olvidar nunca.
