Por Germán Asato
“Se niega mucho la existencia del racismo al asiático porque está muy normalizado”, aseguró Camila Oshi, estudiante de la carrera Diseño Industrial en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) con ascendencia japonesa. La discriminación hacia las personas de origen oriental es una problemática muy comun y recurrente, aunque no se le dé mucha visibilización.
Con la llegada del COVID-19, las acciones de racismo hacia personas con rasgos asiáticos se asentaron. “La gente piensa que porque tenés ésta cara, automáticamente estás contagiado o que, literalmente, vos trajiste el virus y por eso estamos como estamos”, relató Camila. “En otras partes del mundo el tema fue peor: me enteré por las redes sociales de casos de gente que fue golpeada o incluso incendiada. A una chica le tiraron ácido mientras salía a sacar la basura y a otra la atropellaron: son cosas súper fuertes que, por suerte, acá no pasaron”, agregó.
Por su parte, Rocio Maciel, directora de Derechos Humanos de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, declaró en Télam que los ataques a las personas de origen asiático en la pandemia se han multiplicado. «Los ciudadanos en todo el mundo se han visto tan afectados que han tenido que alzar la voz e insistir con diferentes campañas. Estos ataques han abarcado desde insultos de odio, pasando por la negación de servicios hasta actos brutales de violencia. Muchos consideran que por el simple hecho de ser chino, o parecerlo, ya hay riesgo de contagio”, aseguró.
En este sentido también influye la representación de los hechos en los medios de comunicación. Para Camila, esto es lo que más incidencia tiene en la opinión de alguien sobre ciertos temas: “No existimos, si te fijas todos en la televisión son descendientes europeos. Casi todo es ignorancia, es meternos a todos los asiáticos en la misma bolsa y la gente se burla de lo que no conoce, básicamente”.
A su vez, la estudiante de Diseño Industrial sostuvo que no se visibiliza porque «no es relevante, no vende, a nadie le interesa«. Camila consideró que tampoco ayuda que la gente no difunda estas problemáticas: «Lo que yo comparto en mis redes lo compartirán, como mucho, tres personas. Es una lástima que nadie se interese lo suficiente como para compartir un posteo que cuesta dos clicks”, se lamentó.
Asimismo, Cecilia Onaha, especialista en inmigración japonesa y profesora adjunta a cargo de la cátedra de Historia de Asia y África de la Universidad de La Plata, sostuvo que en el contexto de la pandemia del COVID-19, la comunidad china está sufriendo un nivel de discriminación similar a la que atravesaron los inmigrantes japoneses durante las primeras décadas del siglo XX. “El que se supere, dependerá del tiempo, aunque por supuesto, no podemos predecir como será porque estamos viviendo un momento especial. La raíz de todo es la falta de conocimiento del otro asiático y sobre esto estoy trabajando”, afirmó la experta.
En sintonía con esto último, Pablo Gavirati Miyashiro, doctor en Ciencias Sociales de la UBA y docente de la materia Problemas Políticos Internacionales de la carrera de Ciencias Políticas, recalcó: “El caso de la migración china es mucho más reciente y todavía no hay muchas personas que dominen bien el español. Por eso, se da una cierta discriminación cotidiana que tiene que ver con el hecho de simplemente burlarse o desconfiar de lo que es diferente y desconocido, a diferencia de la colectividad japonesa, que en Argentina tiene más historia y ya está en su tercera o cuarta generación”.