“Un pedazo de tierra para vivir”

Por Alvarez, Catalano, Enriquez, Quarneti y Quiroga

Yamila Rodriguez se disculpó por la demora en su respuesta: “En estos últimos días estamos a contrarreloj con todo”. El tercer día consecutivo de tormenta hizo estragos en las precarias viviendas que las personas instaladas en Guernica lograron construir a pesar de las trabas policiales. “Recuperación de las tierras para vivir” es el grito de las 1.400 familias que habitan las casi 100 hectáreas que supieron ser un descampado en el partido de Presidente Perón, al sur del conurbano bonaerense. 

Crisis habitacional: mientras los vecinos que ocuparon los terrenos abandonados de Guernica pelean por condiciones dignas para vivir, el Estado los presiona con el desalojo y las fuerzas de seguridad los reprimen.
Las viviendas precarias de los vecinos de Guernica. Foto: Gentileza de Télam

Desde el 20 de julio de este año, los vecinos y las vecinas decidieron ocupar los predios abandonados, empujados por la crisis habitacional que se agravó a causa de la pandemia. Ellos reclaman al Estado provincial y municipal que se les otorgue un espacio de tierra, con el objetivo de construir un barrio que les permita vivir dignamente. “Estamos peleando por algo digno y necesario en este momento: un pedazo de tierra para vivir”, explicó Yamila Rodriguez, que tiene 25 años; ella llegó a Guernica el 24 de julio junto a cinco de sus hermanos. 

“Yo trabajaba en gastronomía y en agosto me gradué en Trabajo Social. A medida que fueron pasando los meses de aislamiento, me fui quedando sin ahorros y no pude pagar mi alquiler. Tuve que volver a la casa de mi mamá. En total somos nueve hermanos, varios de ellos volvieron con sus respectivas familias a la casa de mi madre y eso provocó un hacinamiento bastante complicado. Por ese motivo llegué a las tierras”, contó Rodriguez.

“Así como los y las trabajadoras recuperan fábricas cuando sus dueños las abandonan, estas personas ocuparon ese espacio. El territorio estaba totalmente descampado y lo ocuparon. Es una recuperación”, relató María Florencia Alcaraz, directora del medio LATFEM y una de las periodistas que visitó el lugar. Agregó que aún no está claro a quién o quiénes pertenecen las tierras, ya que al momento no se han presentado los papeles de manera correcta. Además, uno de los casos presenta una deuda casi millonaria con el fisco.

Los vecinos y las vecinas manifestaron su bronca e impotencia, porque el lucro de las tierras se antepone al cumplimiento de sus derechos más básicos. “Realmente siempre se trata de especulación de la tierra que queda en manos de poderosos y poderosas. Sentimos rabia, porque nos someten a una vida de pobreza y marginación. Nuestro reclamo es totalmente genuino, nuestras condiciones de vida son totalmente precarias”, expresó Vanina De Lucci, integrante del movimiento Teresa Rodríguez «Votamos luchar», que llegó al predio junto a su hijo de siete años, el pasado 25 de julio. 

En los últimos días, creció la tensión por el posible desalojo forzoso a los que habitan en el predio, el cual fue estipulado para el 30 de octubre. “La violencia institucional y las agresiones fueron constantes desde el primer día. Fuimos hostigados y vapuleados por funcionarios, y por la policía bonaerense, quienes constantemente nos han perseguido y amenazado. Abrieron espacios para que las patotas de los grupos de quienes reclaman las tierras nos hicieran daño: tenemos un compañero que recibió un tiro de bala de plomo en la cabeza; otro que recibió un golpe con un fierro en el oído izquierdo y tuvo una pérdida parcial de la oreja”, ilustró Rodriguez.

En la misma línea, Elizabeth Quinteros, integrante de SERPAJ (Servicio Paz y Justicia) y una de las veedoras presenciales del censo, reveló: “Los vecinos y las vecinas denuncian que la policía amenaza a quienes son solidarios y ayudan con agua y alimentos; también impiden el ingreso de materiales que les garantice vivir en mejores condiciones”. 

Vista panorámica de los barrios en Guernica. Foto: Télam

El censo que realizó el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad arrojó que el 90% de las personas adultas que ocupan las tierras en Guernica están desempleadas. «Cuando fui me encontré con trabajadoras a las que la pandemia las expulsó de esos espacios precarios de trabajo, porque ninguna estaba registrada, por lo tanto era muy fácil para sus empleadores echarlas de ese circuito informal. Por ese motivo no pudieron seguir pagando los alquileres, una situación y una historia que se repite en casi todos los casos de las familias con las que hablé», aseguró Alcaraz.

“Los datos que se desprenden del censo fueron: 1.400 familias compuestas por 4.417 personas. Todas ellas se encuentran viviendo en condiciones inhumanas, sus casas son de madera, cartón y bolsas de nylon. Están expuestos a las inclemencias climáticas, lluvias, mucho frío durante las noches y altas temperaturas los días soleados”, concluyó Quinteros.

MÁS QUE UNA TOMA, UN BARRIO

En este terreno enorme se despliegan cuatro barrios: 20 de Julio, San Martín, La Lucha y La Unión. Asimismo, los vecinos y las vecinas están articulados en un sistema de representación: cada manzana tiene su delegada o delegado, que los representa en mesas de diálogo y reuniones. “Nos manejamos con asambleas y reuniones de delegados constantemente, entonces es más fácil que la información y las decisiones se den y lleguen desde las bases”, explicó Yamila Rodriguez. 

Por su parte, la periodista Florencia Alcaraz, resaltó la dinámica de barrio: “Al mediodía una no se encuentra con mucha gente porque la mayoría salieron a trabajar. Además, visualmente hay una traza, con espacios para el esparcimiento como canchas de fútbol y voley”. 

Entretanto, los lazos que se tejieron entre los y las habitantes en esta situación extraordinaria generó un sentimiento de pertenencia con el barrio: “Nos gustaría poder quedarnos acá porque se creó una mística, un espacio, una comunidad. Causa tristeza y nostalgia tener que pensar en otro lugar que no sea lo que nosotros como vecinos y vecinas creamos», concluyó Rodriguez.  

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