Cosas Que Me Molestan #2

Arquitectura Hostil: Ciudades diseñadas para la incomodidad

Por: Laureana Grumelli

¡Hola Humanx! ¿Cómo estás? Yo estoy escribiendo esto en diferido porque mientras vos lo estas leyendo, yo estoy tomando vino en Mendoza 🍷.

Este newsletter te va a tomar menos de 4 minutos. 

En la edición de Cosas Que Me Molestan, estuve muy indignada con un accionar sistemático que ejecutan las ciudades en contra de las personas sin techo. Desde que estuvimos cubriendo la destrucción del Galpón de Ortuzar, me metí mucho a investigar sobre gobiernos que buscan incomodar a sus habitantes. En vez de querer que disfruten el espacio público, buscan expulsarlxs. 

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Así que el tema de hoy es la arquitectura hostil. La arquitectura hostil es un mecanismo dentro del diseño urbano en el que se construyen espacios públicos que desalientan su utilización. Como minimo, algunos tipos de usos, generalmente los usos que le dan las personas que duermen en la calle, lxs jóvenes que se quedan hasta largas horas en las plazas, aprovechan los bancos para hacer trucos en skate, grafitean o pegan stickers. 

En ciudades de todo el mundo, hace más de diez años que se implementa. En China, Londres, Canadá, Japón, Buenos Aires, Estados Unidos, España, entre otras, aplican esta tendencia que busca alejar a las personas de los escalones, bancos de las plazas, espacios públicos de la calle, etc. El objetivo es que no ocupen el espacio público, la manera es con asientos inclinados, piedras estratégicamente diseminadas, pinches filosos en el piso, bancos divididos para que no puedan sentarse muchas personas o acostarse -e incluso imposibilita a personas gordas sentarse comodamente-, tubos de metal, candados, plazas enrejadas y cerradas de noche, y todo tipo de estructuras o cosas estorbosas que se encuentren en el camino. Otra opción es la de no colocar bancos sino barras de metal a la altura de una baranda, de forma que el usuario no pueda sentarse, sino apoyarse sobre la barra (siempre y cuando sea unx adultx de altura convencional, no unx niñx o una persona enana.

El arquitecto Agustín Martínez Berretta, especialista en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano explica que “la Arquitectura no es hostil. La hostilidad la determina la subjetividad de un individuo y su cultura. La arquitectura solo moldea un espacio”. Es decir que el banco incómodo fue pensado por una persona con un objetivo claro: que ese banco no sea usado por ciertas personas o de cierto modo.

Los pinchos de acero en los soportales, incluso bancos con pinches que se bajan si se paga, las piedras en pico bajo los puentes de autopistas, reposabrazos entre los largos bancos impiden que las personas sin hogar duerman o permanezcan en dichos espacios, espacios de nadie, pero mucho menos de ellxs.

“La marginalidad en la ciudad se da incluso entre los individuos con techos, barrios cerrados/barrios libres. Accesos a las costas y espacios públicos/negación de paso en vía pública” polariza Berretta, explicando que las ciudades cambian todo el tiempo, según quienes viven en ellas y sus necesidades, pero también según quienes estén en los puestos de poder y decisión.

Algunos ejemplos más son por ejemplo los basureros “inteligentes” que implementó el gobernador de la Ciudad de Buenos Aires Horacio Rodriguez Larreta. Estos containers que por su diseño hermético pretendían ser para evitar que la gente se meta y saque la basura. Solamente lo podían usar lxs vecinxs y comerciantes que tenían una tarjeta magnética. 

En el caso de China, los pinchos de cemento eran unas puntiagudas pirámides, que aparecieron a primeros de julio de 2012 bajo algunos viaductos en Guangzhou, Baiyun y Tianhe, y despertaron reacciones de todo tipo entre lxs habitantes. Sin embargo, ninguna institución se mostró dispuesta a admitir su autoría y hacerse responsables de la construcción. Hasta que fueron reconocidas y retiradas por el ayuntamiento debido a la presión social.

Si bien la solución a las personas que viven en situación de calle no debe ser colocar bancos más cómodos o permitir que se instalen debajo de autopistas como solución habitacional, el dinero invertido en este tipo de construcciones podría utilizarse para solucionar su situación, en vez de marginalizarlxs más.

El espacio público nos pertenece a todxs, es creado por y para nosotrxs. Habría que considerar porqué los gobiernos se dedican a expulsar gente, y buscar que su situación habitacional se empeore aún más.

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