Por Micaela Gallo
Cuando culmina el mes de abril tanto la sociedad como los medios y el gobierno dejan de hablar de Malvinas. Salvo por una noticia suelta en el aire, como el reciente triunfo del juicio iniciado por Alicia Reynoso al Estado -para que le reconocieran en el documento nacional de identidad su participación en la guerra-, no se vuelve a tocar el tema el resto del año.
Si bien el triunfo de Alicia Reynoso es una gran noticia dado que las enfermeras recién después de 40 años están empezando a ser reconocidas como veteranas y heroínas de Malvinas. Es penoso que al igual que otras veteranas y veteranos tengan que iniciarle un juicio al Estado para poder ver sus derechos reconocidos. Con el agravante de que la mayoría de esos juicios aún siguen esperando una resolución.
Ana María Masitto, enfermera y veterana de Malvinas por la Fuerza Aérea Argentina aseguró que de las 14 veteranas de Malvinas solo 3 cobran pensión por parte del Estado. Una de ellas se la reconoció junto con Veteranos por haber hecho un desembarco en Malvinas y las otras dos porque ganaron un juicio. “El mío está en curso”.
Esta negligencia y destrato por parte del Estado hacia los veteranos y veteranas no es culpa del gobierno actual, ni del anterior, ni de los militares como suele pensarse. Es consecuencia del proceso de desmalvinización iniciado, durante la vuelta a la democracia, por el gobierno de Raúl Alfonsín y que los gobiernos siguientes siguieron aplicando en mayor o menor medida.
Gustavo Pirich, presidente del Grupo por Soberanía (GPS) y de Asociación Combatientes de Malvinas por los Derechos Humanos y ex combatiente de Malvinas, afirmó que “el proceso de desmalvinización atravesó todo: los social, lo político, lo médico… Por eso no hizo la convocatoria nacional obligatoria de excombatientes de Malvinas (ley 23.109), para ver de qué forma habíamos vuelto, el estado de salud… Nos enteramos a través de la voz de un funcionario radical que no se hizo porque eso habría implicado una movilización de características inusuales y que hubieran estado los medios”.
“Yo no diría que la desmalvinización no terminó. Algunos gobiernos fueron más desmalvinizadores que otros, pero un proceso pleno de conocerse lo que pasó en Malvinas no existe todavía. Es más, a 40 años todavía no se hizo esa pericia médica y clínica psicológica. Eso es para mí un indicativo de que continúa, si bien a veces con la lucha logramos romper ese proceso, pero es ocasionalmente, no en su totalidad”, agregó Pirich.
En Malvinas los soldados no solo se enfrentaron a los bien entrenados mercenarios ingleses, con años de experiencia y mejor armamento, sino también a las condiciones climáticas extremas sin la indumentaria adecuada, ni el armamento necesario para defenderse; la falta de comida y, lo más doloroso, sufrieron maltratos y torturas por parte de los altos mandos militares.
Lastimosamente, también se tiende a pensar el 2 de abril como un evento aislado a la dictadura de 1976, como si la separación de los meses separara también la historia y el Nunca Más quedase en Marzo para volver a ser recordado recién al año siguiente.
Marcelo Rosasco, periodista y ex combatiente de la guerra de Malvinas, reflexionó al respecto: “¿Qué es lo que faltaría desde mi punto de vista? que Malvinas se tome, desde parte de la conciencia colectiva, como otro de los actos aberrantes de la dictadura. Muchas veces oigo o leo que la lucha de Malvinas ocasionalmente o coyunturalmente formó parte de la dictadura, nada más alejado que eso. La dictadura aprovechó una justa y noble causa nacional, muy sentida para todas y todos los argentinos y argentinas en provecho propio. Nada hubo de patriótico en esa gesta. Y también la cuestión derechos humanos a partir de las torturas que sufrieron muchos veteranos estando en pleno conflicto hace que esto sea analizado, entendido también dentro de un marco en el que Malvinas también fue la dictadura”.
Por otro lado, el presidente de la asociación Herederos de la causa Malvinas e hijo del ex combatiente Carlos Cabrera quien participó de la operación Rosario, Carlos Cabrera II, se cuestionó: “¿Es desmalvinización o falta de malvinización? Yo a veces le pregunto a mi sobrino si en el colegio hay alguna materia sobre Malvinas o si hablan de Malvinas. No, solo hablan el 2 de abril, pero Malvinas es todo el año y tampoco es lo que pasó el 2 de abril que fue un conflicto. Me parece que acá está el punto”.
Hablar de Malvinas es malvinizar, este es el punto de partida para romper con tantas injusticias. Para que, por fin, los veteranos y las veteranas de la Guerra reciban las pensiones, cuidados, y reconocimiento que se merecen; para que la historia completa de las Islas Malvinas y del Atlántico Sur se incluya en los programas escolares; y para potenciar la lucha diplomática por su recuperación. Si como sociedad no tenemos presente malvinizar, ¿Cómo vamos a recuperarlas?
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Cuánta razón, Gloria y honor a nuestros Vetranos y Veteranas de Malvinas